Mi Bib
PASI�N POR LAS BILIOTECAS

Lunes tiene siete a�os y ya es habitu� de la biblioteca p�blica de K�nigs Wusterhausen. En su opini�n, la biblioteca es perfecta. O casi...

 

Pauline B. estudia en el barrio berlin�s de Mitte, muy cerca de la �Grimm�. Lo que m�s la sedujo de la biblioteca universitaria fueron las espectaculares terrazas de lectura. Por ellas est� dispuesta a aguantar algunas incomodidades.

 

Harald S. estudi� Humanidades. En 1985 se perdi� una vez en la Biblioteca Nacional de Berl�n en Potsdamer Platz. Una odisea con consecuencias. Desde entonces, se dedica a hurgar entre lo ins�lito y a explora lo in�til.

 

Andrea D. descubri� la biblioteca para pacientes en la primavera de 2017. Como muchas personas con una dolencia grave, estaba sola con sus pensamientos. La lectura la distrajo de sus miedos y la ayud� a concentrarse en cosas nuevas.

 

El sirio Ghaith A. tiene 18 a�os y vive en M�nich desde 2016. En la biblioteca comunal ya es un usuario frecuente, a pesar de que antes nunca hab�a estado en una biblioteca.

 

?La muniquesa Sof�a G. es una apasionada del cine a nivel privado y profesional. Para ella, la biblioteca de la HFF es como el pa�s de Jauja del cine, al que, adem�s, le han dado visa a perpetuidad.

Stefan Debus perdi� la vista tras un accidente. Los libros, sin embargo, siguen siendo una parte importante de su vida, y para esos efectos, la Biblioteca central alemana para ciegos en Leipzig, una gran aliada.  

 

Waldemar es un apasionado de la literatura de ciencia ficci�n. La biblioteca fant�stica de Wetzlar es para �l desde hace a�os un peque�o para�so, casi perfecto. Te invitamos a conocer esta historia en el marco del proyecto web Meine Bib, que recopila historias de bibliotecas y bibliotecarios de todo el mundo.

La profesora jubilada Renate A. ensaya canto coral una vez a la semana en la sala de m�sica de la biblioteca p�blica de N�remberg. Para ella es como ir a la escuela, solo que, esta vez, al rev�s.

 

Para estos colegiales de 15 a�os, el camino a la biblioteca se transforma a veces en un ventoso paseo. Es la biblioteca de Sylt, una isla en medio del Mar del Norte.